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Redes para el Desarrollo: Renovadas estructuras para resolver problemas del territorio

(Escribe: Elizabeth Salcedo) Las redes y articulaciones para el desarrollo, son estrategias para gobernar y gestionar el desarrollo.

Hablamos de redes, porque aludimos a renovadas formas de gobernar, en el marco del paradigma de Gobernanza, pero también porque la historia peruana y latinoamericana, va dejando huella a través de algunas reformas que van modificando la estructura de funcionamiento del estado.

En la gestión de las políticas públicas, en los últimos 30 años, en Europa y más tarde en América Latina (AL) diversas necesidades y algunas “recetas económicas” han motivado reformas y estrategias de modernización del Estado, que se han enfocado en reinventar las instituciones de gobierno y las relaciones con la empresa privada y la sociedad civil, con el objetivo de mejorar la eficiencia, la responsabilidad en la rendición de cuentas y la participación democrática en la gestión gubernamental.(Salcedo 2018). Solo nos referiremos a dos de los procesos más trascendentes de reforma en AL, que han tenido efectos directos sobre la recomposición de las estructuras de funcionamiento del estado, estas son la participación social y la descentralización.

La participación popular o ciudadana, entendida como un proceso en el cual el ciudadano mediante mecanismos directos o indirectos puede tomar parte del proceso de gestión pública. Esta participación ha sido identificada como una estrategia que puede garantizar el uso más eficiente de los recursos del Estado para la satisfacción de las necesidades públicas, y una mayor transparencia de la gestión. Un criterio común de esta reforma señala que, cuando a la gente se le involucra en las decisiones de política que afectan su vida, su participación permite dar apoyo y sostenibilidad a la intervención estatal.

La descentralización, otra reforma (inconclusa en el Perú) que ha intentado modificar el enfoque de intervención centralista del gobierno nacional procurando un desarrollo con enfoque territorial. Entre los años 2002[1] al 2006[2] se promovieron las principales estrategias para modificar las tradicionales estructuras de poder, asignando autonomías a todos los niveles de gobierno, distinguiendo funciones y competencias diferenciadas y complementarias entre niveles de gobierno (nacional, regional y local), y definiendo competencias exclusivas, y compartidas, en las que se exigía la coordinación intergubernamental.

En la idea de mantener un gobierno unitario, descentralizado, se han promovido diversos esquemas de organización, en los que la articulación intergubernamental es la principal regla de juego que convive con el proceso de “diferenciación funcional”[3] de los sectores. La descentralización implico para las instancias gubernamentales regionales y locales mayor interlocución con actores, ya que la cercanía de los procesos de decisión, promovía nuevas demandas y nuevos procesos de incidencia que antes no llegaban a nivel nacional.

Participación y descentralización han sido dos reformas vitales para fortalecer la democracia, y han conllevado efectos directo en la relación entre actores y en las formas de intervención de los órganos de gobierno, que opto por las redes de política. La acción en red requiere de una mirada atenta de gobernantes y gestores, sobre quiénes son los actores reales, como son sus relaciones desde una lógica sistémica, y de una adecuada comprensión de la alta complejidad que supone gestionar los vínculos.

En el Perú, la cantidad de normas sobre participación ciudadana que se incluyeron en las reformas del año 2002, no se han cumplido a cabalidad[4]. El proceso de descentralización avanzado, provoco situaciones críticas de confusión sobre la autoridad política, los mecanismos administrativos, entre otros; y ha tenido retrocesos significativos; sin embargo, en muchos lugares del país se ha avanzado en nuevas formas de coordinación intergubernamental, relación con los sectores, actores de sociedad civil y empresa privada, dando lugar a la conformación de redes de política y articulaciones para fines comunes de desarrollo, que buscan garantizar una mayor eficacia en la solución de los problemas territoriales.

Algunas iniciativas prosperan y otras en cambio decaen sin lograr el objetivo, produciendo no solo mayor desconfianza sino también mayor fragmentación que la que ofrece un sistema de gobierno centralizado. Algunas iniciativas incluso devienen en situaciones de conflicto, que pueden paralizar indefinidamente los procesos de desarrollo.

Hablamos de gestionar redes para el desarrollo, como una estrategia de gobierno, que alude a la promoción o fortalecimiento de estas constelaciones de actores interdependientes, movilizados para enfrentar la solución de problemas de los territorios, donde la clave de su gestión está en el reconocimiento del carácter de su actoría social y en las características de sus vínculos; elementos fundamentales para develar y gestionar las relaciones de poder que subyacen en estos espacios sociales, y que son claves para gobernar en democracia.


Bibliografía

  • Aguilar, L. (2007). “El aporte de la Política Pública y de la Nueva Gestión Pública a la gobernanza”. Revista del CLAD Reforma y Democracia. No. 39. (Oct. 2007). Caracas. Consulta: 14 de agosto de 2018. http://siare.clad.org/revistas/0057201.pdf

  • Cerillo i Martínez, A. (2005). La Gobernanza hoy: 10 textos de Referencia - INAP Ministerio de Administraciones Públicas. Consulta: 30 de mayo de 2019. https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=8110

  • Calvo, J. (2005). “El enfoque territorial en las políticas públicas”. Ponencia presentada al V Congreso Nacional de Administración Pública. Guatemala. Consulta: 30 de mayo de 2019.

  • Salcedo, E. (2018). Gestión de Redes de la Política Social. Material de Curso Semi-presencial. Maestría de Gerencia Social. Pontificia Universidad Católica Sexta edición 2019


[1] Consignamos el año 2002, año de la promulgación de la Ley de Bases de la Descentralización, de la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, y la ley Orgánica de Gobiernos Locales [2] Desde nuestra perspectiva las principales medidas claramente descentralistas se dieron hasta el año 2006, pese a que en las normas peruanas del año 2007 en adelante se continúe aludiendo a la descentralización como un proceso en marcha. [3] Categoría desarrollada por Niklas Luhmann (1993) en su teoría de sistemas para referirse al proceso en el que ciertas áreas de la vida social desarrollan racionalidades y dinámicas específicas y conforman subsistemas funcionales, relativamente cerrados, que operan con sus propios códigos y que, por tanto, solo asimilan mensajes externos en la medida que sean traducidos a la lógica interna del subsistema. [4] Aquí tendríamos que hacer un análisis más exhaustivo de las razones que lan limitado su implementación (factores de capacidad y condiciones del entono).

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