Escribe: Elizabeth Salcedo
Estos son algunos titulares que han aparecido las ultimas dos semanas en reacción a ChatGPT, la controvertida herramienta de inteligencia artificial (IA) lanzada por Open AI el año pasado y que circula en las redes sociales como una oportunidad democratizadora del saber, pero a la vez como una amenaza a los sistemas convencionales de evaluación educativa.
Para los que venimos del siglo pasado, realmente nos resulta sorprendente advertir los avances de la investigación en inteligencia artificial y la rapidez con la que se vienen implementando nuevas tecnologías para su uso. Sin embargo, es necesario analizar críticamente sus posibilidades de aplicación en los diferentes campos de acción, especialmente en el campo educativo. Aunque es claro que estamos frente a una gran oportunidad que puede revolucionar las formas tradicionales de educación y posibilitar un mayor acceso a información (por ahora de bajo costo), ya se han vertido diversas críticas que vale la pena recoger:
Una de las principales críticas desde la perspectiva educativa es que pese a que la IA puede proporcionar información útil y responder preguntas de manera precisa, no logra ser un sustituto para la educación formal y el aprendizaje activo. Algunas personas pueden depender demasiado de las respuestas generadas por ChatGPT, en lugar de realizar su propio proceso de investigación y pensamiento crítico.
Otro importante señalamiento es que, aunque ChatGPT puede proporcionar información precisa, no siempre es capaz de contextualizar adecuadamente la información. Debido a que se basa en una gran cantidad de datos de entrenamiento, no puede tener la capacidad de reconocer la relevancia y el contexto específico que son importantes para la comprensión de una pregunta o problema específico.
Asimismo, algunos críticos se preocupan de que herramientas como ChatGPT puedan perpetuar prejuicios y estereotipos debido a que su entrenamiento se basa en gran medida en datos históricos. Si estos datos contienen prejuicios y estereotipos, la IA puede repetirlos en sus respuestas.
De otro lado existe el riesgo siempre abierto a las malas prácticas, el uso poco ético y el fraude que puede generar el plagio de esta información estructurada en el uso académico. Aunque ya se advierten nuevas herramientas para detectar el uso y abuso de las IA, estamos al frente de una valla más que los docentes tendremos que flanquear para evaluar ensayos, monografías y tesis.
En general, aunque esta nueva herramienta resulta muy útil para la adquisición de conocimientos y la resolución de problemas, lo que potenciara nuestras habilidades de búsqueda de información y la construcción más rápida de conocimiento, es importante recordar que no debe ser vista como una solución completa para la educación. Sin duda estamos en un nuevo momento educativo que requerirá del esfuerzo y el compromiso activo de estudiantes y docentes para lograr un apropiado uso de esta tecnología y ponerlo al servicio del desarrollo de habilidades y la mejor comprensión en diferentes áreas del conocimiento, en ámbitos contextualizados.
Sí podemos advertir en el ejercicio práctico, que la interacción con las IA puede mejorar en sus usuarios la capacidad de formular preguntas y expresar sus ideas con claridad, lo que puede ser beneficioso para el desarrollo de habilidades lingüísticas y comunicativas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el desarrollo de estas habilidades requerirá de práctica y esfuerzo constante. La inteligencia artificial no será en ningún caso un sustituto para la educación formal y el aprendizaje.
Si aún no exploraste ChatGTP, puedes hacerlo desde: https://chat.openai.com. Asimismo, te invitamos a investigar sobre diversas alternativas de herramientas similares como YouChat, ChatSonic, Bing Chat, entre muchas otras que veremos desarrollarse en los próximos años.
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