"El sistema de salud ha demostrado su precariedad histórica, pero las personas, los funcionarios no deberían replicarla con desidia y maltrato a los derechos de las personas y a su dignidad"
Fuente de la imagen: gestion.pe/andina.pe
Durante las dos últimas semanas, varios trabajadores del Ministerio de Salud (MINSA) dieron positivo al COVID-19, a través de una prueba rápida aplicada en la sede del mismísimo Ministerio. Uno de los casos se trata de una persona asintomática que produjo el contagio a su hermana, quien hoy se encuentra mal de salud y que, pese a estar asegurada en el Seguro Social de Salud (EsSalud), y haber llamado repetidas veces a sus líneas de asistencia, su caso no ha sido atendido después de siete días de haberse realizado la primera llamada, cuando empezó a presentar un cuadro clínico con tos, fiebre y malestar físico.
La particularidad de esta historia es que su inicio está marcado por un contrato fáctico efectuado por el MINSA, para que estos profesionales se sumen a los diversos equipos que enfrentan la pandemia. La relación laboral de este equipo, después de 15 días de trabajo aún está en trámite, pero se contagiaron realizando el trabajo de campo en los distritos de Lima Metropolitana, sin kits de prevención.
Sabemos de la precariedad del sistema de salud, del MINSA y de EsSalud; un sistema pobre hecho para pobres, que la pandemia ha desbordado; pero lo que no se tolera es la irresponsabilidad ante el propio personal de no prever condiciones mínimas para evitar el contagio y más aún, abandonarlos a su suerte. Algunos de sus familiares contagiados también han enfermado y no reciben atención. La línea telefónica de EsSalud que se anunció pomposamente no atiende debidamente. Nunca fueron al domicilio a aplicar el protocolo de atención a la familia.
El sistema de salud ha demostrado su precariedad histórica, pero las personas, los funcionarios no deberían replicarla con desidia y maltrato a los derechos de las personas y a su dignidad. Si la atención de EsSalud, a través de sus líneas telefónicas, ha sido pésima por decir lo menos, la respuesta de las DIRIS no es diferente. Aquí no hay héroes: hay profesionales que cumplen sus labores y otros que no, funcionarios, operadores, médicos, sin distinción. Al Estado no hay que agradecerle, al Estado se le exige, los impuestos ciudadanos van a parar a las arcas de las entidades estatales, por lo tanto es su deber brindar una adecuada atención.
Nos cabe la pregunta ¿Si esta suma de afectaciones a los derechos fundamentales de los trabajadores puede manejarse con tanta tranquilidad de parte de los funcionarios de salud? ¿Si ya no hay capacidad alguna de reacción? No nos explicamos ¿Por qué trabajadores con contratos precarios, que pagan sus seguros, se encuentran enfrentando riesgos en labores contra el COVID-19? ¿Es que ya nadie realmente está protegido?
Mientras escribimos estas líneas, se gestiona una denuncia ante la Superintendencia Nacional de Salud (SUSALUD) que esperamos sea atendida, para que EsSalud responda como se debe, ante el derecho a la salud de la ciudadanía. Y se espera que MINSA pueda regularizar los contratos de estos trabajadores, ahora enfermos, que se encuentran en situación de desprotección.
Por: Red CapacidadDes
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